viernes, 7 de octubre de 2011

Segundas impresiones


Me habría gustado mantener el nivel de detalle e intensidad de mi primera carta, pero el ritmo de incorporarme a las clases y seguir asentándome no me ha dejado un momento de respiro en todo el mes para aclarar un poco las ideas y sentarme a escribir. Lo que haré será ir repescando información de este mes a propóisito de mis nuevas aventuras.

Cada día es una aventura aquí, y uno no está nunca completamente asentado, pero se van superando estadios y etapas. Decía que estaba orgulloso y que fue todo un logro conseguir que me instalaran agua. Hoy me he dado un garbeo por una de las zonas del centro sin guías ni traductores: pasada la etapa de supervivencia esencial (agua, comida, trabajo) ya llega una etapa de, digamos, “comodidades”. Mañana iré a comprarme una bici; aquí las distancias son muy grandes y a poco que quieras encadenar dos recados (o tengas prisa para hacer uno), te dejas las horas y las piernas. Además la ciudad está adaptada para ir en bici aunque el tráfico es demencial.

Hablando del tráfico, hoy me he detenido a sacar unas fotos con mi maravilloso y flamante móvil “HTG”, para colgarlas en el blog, y he pensado en una cosas que NO tengo intención de hacer en este blog: hablar de los tópicos chinos. Antes de viajes repasé muchos blogs y páginas de internet y hablé con alguna gente que conoce el país y en todos los casos hay una serie de tópicos que se repiten: lo asquerosos que son los lavabos (y la higiene en general), lo caótico y criminal que es el tráfico, lo barata que es la comida (y lo mal que puede llegar a sentar en algunos casos), la polución, lo putiferios (literalmente) que son las discos (por no hablar de los KTV's), las copias baratas y los productos de mala calidad (tipo bazar)...

Por otro lado, acerca de lo tópicos españoles sobre china, decir que, eso del “trabajo de chinos” hay que matizarlo mucho, por no decir que nasti de plasti. La cuestión es que los chinos te pueden levantar cinco rascacielos en un plis, pero no porque sean unos trabajadores eficientes, no. Es cierto que son diligentes, y además con los extranjeros se preocupan mucho por mostrar una buena imagen del país... pero la diligencia se desvanece al primer atisbo de conflicto de intereses y desde luego no es sinónimo de eficiencia. Esto se aplica especialmente al sector servicios, aunque es patente en todos los sectores. La atención al cliente aquí tiene unos estándares que no tienen nada que ver con los nuestros... La diferencia radica en que nuestra cultura es sumamente individualista (Robinson Crusoe), mientras que la suya es pública y colectiva. Son capaces, sí, de hacer trabajo de chinos, pero porque hay mucha (muchísima) gente muchas horas trabajando en ello.

El 1 de octubre es la fiesta nacional, por lo que en la universidad tenemos una semana de vacaciones y no me incorporo nuevamente hasta el martes. Después de descansar mucho y dedicarme unos días a mí y sólo a mí (egoísta es el que no piensa en mí, decía Bernard Shaw) ya puedo dedicarme un poco reportar mis vivencias y finalmente me he animado a abrir este blog.

He comprado un micrófono por 20 kuais (yuanes) y un pendrive por 50. No sé cómo he conseguido que un tipo me venda únicamente el cacharrillo de plástico del exprimidor de un robot de cocina. El tipo me pedía 120 (por supuesto regateables) por el robot completo y 5 por la pieza. Debo precisar que aquí la gente no sé cómo coño se hace los zumos (si es que se los hace), pero desde luego el exprimidor occidental es un objeto extraño aquí. Todo será que ahora consiga un robot de cocina sencillito en un súper y encaje la pieza del exprimidor. Mientras tanto, a mano. Nota mental: todavía no sé decir “cuánto cuesta”, ni “caro”. Todavía me resulta tan ajeno el chino que no soy capaz de retener al vuelo palabras nuevas. Tengo que leer cómo se transcriben y después practicar la pronunciación.

Y ya con esto voy cerrando esta entrada, no sin antes repescar una anécdota del reporte anterior: en él explico que estaba un poco flipado porque me habían venido de la oficina de temas relacionados con profesores extranjeros a regalar unas cosas caducadas. La cuestión es que la fecha impresa en los alimentos perecederos refiere el momento de envasado, y no el momento de caducidad. Después en chino te dicen cuál es el tiempo máximo aconsejable para su consumo. Esto me lo comentaron los españoles veteranos más condecorados del lugar.

Otra perspectiva que ha cambiado desde la anterior entrada, es que la polución no es tan bestia como la describí. He visto el sol. Sí que está sucio, pero no como para nublar el sol. Lo que hay son neblinas frecuentes, y coincidió que toda la primera semana que estuve, estuvo nublado. Después llovió y lució el sol.

Aquí hay que beber mucha agua y, preferiblemente, caliente. El aire es muy seco, amén de sucio, y es muy importante hidratarse mucho. Un día me dejé un pedazo de sandía en la cocina y al día siguiente aquello estaba seco y tieso que no os lo podéis imaginar. Y la garganta se seca y pica con facilidad. Así que a beber mucha agüita. Por otro lado, los inviernos son duros, y es aconsejable que el agua que se ingiere esté calentita para templar el cuerpo. De hecho, en los restaurantes a menudo te sirven un poquito de caldo con arroz, o directamente agua caliente. Al principio me la dejaba, ahora aprovecho. Uno empieza bebiendo agua -mejor dicho, uno empieza por lograr agua potable-, luego bebe mucha, y luego calentita. Y llegados a este punto entran las hojitas de té. Ahora entiendo por qué el té es tan popular. Le voy cogiendo el gusto aunque me lo preparo muy suave. En próximas incursiones buscaré infusiones relajantes, que creo que me convienen más.

Aquí se usa mucho la palabra inglesa “convenient.” Rara vez “good” o “bad”. Generalmente, además, no se usa porque quieran aconsejarte algo, sino, más bien, convencerte.

Os dejo con unas fotos que he tomado hoy. Creo que, aunque sea un tópico y me he propuesto no hablar de ellos, nunca se dejará de insistir en lo guarro que está todo hasta que uno no ve por sí mismo las cosas. En las fotos se ven las cosas vistosas, incluso en lugares humildes, pero no se aprecia la porquería en todo su esplendor.

La foto que aparece al inicio de la entrada y que he puesto para que el aspecto de la portada del blog sea más molon, es una vista del interior de un mercado de, por así decirlo, "menaje", donde he encontrado el exprimidor. Me ha gustado porque el lugar estaba especialmente bien iluminado con luz natural (cosa rara en estos sitios) y las escaleras tampoco acostumbran a formar una panorámica tan clara, suelen andar dispersas. Se puede apreciar lo empapelado que está todo con propaganda incomprensible y colorines.


Esto es el accecso a una calle central.


A unos 25-50m, de ese acceso, apenas, tenemos esta callejuela de paraditas al más puro estilo mercadillo. Lo curioso no es el mercadillo en sí, por que los hay por doquier, sino el estilo suburbano y extra-guarro del callejón. Esto, señores/as, es China.


Y para terminar, encontré esta pegatina en la luna trasera de un coche. Así transcribieron "Barcelona" las buenas gentes que hicieron esta pegatina.

1 comentario:

  1. Baserona! Me ha encantado leer tu blog, se agradece que compartas tu opinión que siempre tengo en muy alta consideración.

    ResponderEliminar