sábado, 10 de septiembre de 2011

Primeras noticias

Llevo ya un par de días aquí pero es como si acabara de aterrizar, porque no he parado en este tiempo y todavía apenas puedo hacer nada aquí por mí mismo.

Me vinieron a buscar al aeropuerto, un chico muy simpático de la universidad que hablaba inglés bastante bien. El conductor estaba un poco cabreado porque ayer ya había ido al aeropuerto a buscarme y se tuvo que volver porque perdí el avión. Aunque les avisé, era de noche ya para ellos y no revisaron el e-mail antes de salir así que no les llegó la noticia a tiempo. Tardamos más de ua hora sin tráfico y por buenas carreteras en rodear la ciudad desde el aeropuerto hasta la salida. Está lleno de arboledas que han plantado los últimos años para reforestar y reducir la polucióin. De todos modos el cielo está siempre gris por la contaminación.

Paramos a comer y me llevaron a un sitio que tenía muy buena fama por el pescado que cocinaban. El sitio, como casi todo aquí, está cochambroso, destartalado y sucio. Las paredes se desconchan y está todo manga por hombro. Estaba lleno, la gente se movía para todos lados y hablaba muy alto y muy rápido y no sabía dónde meterme. Además tenían las ollas allí mismo y cruzaban el recibidor cargados con ollas grandes hirviendo. Se ve que el sitio tenía que ser bueno porque esperamos cinco minutos y el acompañante decidió ir a otro sitio a comer para no tener que esperar tanto. Fuimos a un hotel, todo muy limpio y fino y normalito. Me enseñaron la carta y me preguntaron qué me gustaba, así que empecé a señalar cosas. Ellos me sugerían otras cosas y al cabo de un rato de decir cosas que me gustaban empezaon a traer todo lo que había señalado, es decir, un montón de platos. Empecé a aclararme con los palillos, más de lo que se esperaban, aunque todavía me falta un poquito de práctica. Nos dejamos la mitad de la comida y se ve que les costó un ojo de la cara porque el chico llevaba dinero pero tuvo que sacar la tarjeta, y no me extraña, porque el sitio tenía higiene occidental así que los precios bien podrían ser occidentales.

La habitación no es un lujo pero está moderadamente limpia y todo en general bien, aunque el segundo día se me rompió la cerradura de la puerta principal y me dieron la llave del cuarto, sugiriéndome que guardara allí las cosas de valor. Ayer se me rompió esa cerradura también y casi me quedo fuera con la puerta cerrada. Pero no pasa nada, se sorprendieron de que me preocupara tanto porque en realidad es muy seguro, no hay robos y no hay necesidad de cerraduras. Están, en cualquier caso, para que uno se quede tranquilo. La cocina está un poco más sucia. La ducha no tiene cabina, hay un par de desagües en el suelo del lavabo y el suelo está como una pulgada por debajo del nivel del suelo del resto de la casa o sea que el agua se queda en el suelo del baño y el desagüe la va tragando y se va secando. Ya os enseñaré fotos. La lavadora todavía es un misterio para mí. El agua corriente no es potable, por lo que hay por todas partes máquinas de estas con bidones grandes recambiables y la gente va con bidones pequeños de esos tipo ciclista. Hoy he logrado sin ayuda de traductores que en recepción me consiguieran un bidón de agua para la cocina, lo cual es toda una conquista. Basta deciros que esta mañana he bajado al comedor más cercano del campus por primera vez sin traductores y he tenido que terminar comiéndome un bol de soja hervida con un huevo duro a palo seco, y aún gracias que he podido conseguirlo. Para pedir el agua me he servido de un chino muy trapero, pero suficiente para explicarlo. Después de no entendernos, la recepcionista ha empezado a animarse con el inglés al ver que yo hacía todo lo que podía con el chino. Y luego al subir a la habitación para traerme el bidón ha demostrado saber todavía más inglés. Así que aquí hay gente que intenta hablar inglés y no sabe y gente que sabe un poco y no lo habla.

Al poco rato de estar instalándome y deshaciendo la maleta llega una joven china encantadora que hablaba un poco de español y en inglés bastante bien. La chica me explicó como funcionaban algunas cosas del piso, me dio un rato para ducharme y vino el hombre que se encarga de internet para configurármelo. El tipo habla un inglés comprensible, lo cual es todo un logro ya dentro del edificio donde se alojan los estudiantes internacionales. Luego la chica me llevó a un súper que hay cerquita que es tipo carrefour, donde puedo conseguir de todo. Me compré un adaptador de corriente, una escoba con recogedor y un mocho. El mocho costaba como diez veces más caro con el barreño y escurridor incluido. Hasta ahora no me he preguntado por qué. Digamos que porque son chinos. La chica que me acompañaba me dijo que no pasaba nada si llegábamos más tarde de las 6, que es cuando había quedado yo con las profesoras de español, que dejaba dicho en recepción que estábamos fuera y que ya llamarían. Cuando estaba en el súper me llamaron diciendo que tenían mucha prisa y que fuera cuanto antes. Me regalaron cada una un tarro de galleta. Unas son normales, así como de mantequilla, y las otras "chinas". Si un idioma del que no tienes ni idea suena a chino, pues la comida suena a chino y huele a chino. Es imposible de explicar con referencias occidentales, hay que conocerlo. En general hay como un tono muy seco y agrio de fondo. iIntercambiamos teléfonos y hablamos un poco de las clases. A las 3 horas de clase que tenía se suma otra asignatura con 3 horas más, pero consiste sólo en leer textos y ayudarles a entenderlos. Luego compré un poco de fruta, un melón y unas manzanas y melocotones, y cené una sopa de col, lechuga, soja y fideos en el comedor. La acompañante me enseñó a señalar y decir esto, pero después del éxito que he tenido hoy con la soja está visto que hará falta algo más. Le eché una pizca de pimienta y luego me arrepentí porque el plato ya era suficientemente picante. Tienen una leche de algún tipo de judía que es como una horchata, eso está muy bueno. Después me subí al cuarto a intentar hablar con vosotros por chat (ya os escribí "express" a mis padres cuando el tipo me instaló el internet).

Ayer había quedado a las 8 con la guía pero cuando ya estaba duchado y listo me llama para decir que el bus sale más tarde y que mejor quedamos a las 9 y cuarto. Bajé y había un chico esperando. Hablaba muy buen inglés y me preguntó si esperaba a alguien. Le dije que sí, que me iban a buscar para llevarme a la universidad, y me dijo que era él. Le comenté lo de la cerradura de la puerta y cuando ya íbamos a salir aparece la chica, habla con el otro en chino y resulta que el chico esperaba a unos estudiantes y que yo tenía que ir con la chica como estaba previsto. Me dio los horarios de los autobuses, hay unos autobuses gratuitos (no piden idefntificación) que conectan los diferentes campus. Así que fuimos al campus nuevo, que es donde doy clase, y visitamos el departamento de español, la oficina de extranjeros, donde me atendieron muy amablemente y me sugirieron que en lugar de esperar a la portabilidad de mi móvil me comprará allí uno, que eran muy baratos, y al decano, que se notaba que era la autoridad, y me explicó lo que esperaban de mí, me hizo un par de preguntas básicas sobre mi currículum y estaba más nervioso que yo. Le dije que estaba encantado y que quería aportar todo lo que pudiera y se rió. Cosas de chinos. Luego fui al banco a cambiar dinero, cogimos un taxi. Los taxis tienen una pantallita entre los asientos con una tele. En el banco se tiraron un buen rato, pero ya tengo mi cartilla, mi tarjeta con PIN de 6 números y un dinero en efectivo y otro en el banco. Luego la chica me acompañó al campus y se fue porque es profesora y tenía clase. Hemos pactado dedicar 3-4 horas semanales de intercambio chino-español. Creo que acabó más estresada que yo, así que os podéis imaginar también toda la maratón que tuvimos desde que llegué hasta que la chica se marchó. Luego ya tranquilamente me dediqué a comer galletas porque ya no me apetecía salir y me pasé la tarde tan ricamente sin hacer nada. Bajé a hacerme unas fotos que me han pedido en la facultad y me acompañó el chico que por la mañana casi me lleva al campus por equivocación. Luego me compré un mechero y sólo llevaba un billete de 100 y costaba 1 yuan (unos 9 céntimos) así que me lo pagó él. Por lo demás me pasé la tarde como digo en la habitación, comiendo galletas. Estamos en una festividad llamada de "Medio Otoño", se celebra el día del profesor y se comen "mooncakes", que son unos pastelitos redondos con muy buena pinta pero que saben a chino. Me regalaron una caja en la universidad como bienvenida. Conseguí comerme uno entero. Vinieron a visitarme los de la oficina de extranjeros, muy amables, y me trajeron castañas peladas (envasadas), unos caramelitos de miel que todavía no he conseguido abrir y que seguramente sabrán a chino por más que sean de miel -aunque la fruta sabe a fruta y las castañas a castañas- y una bolsa de té que me vendrá muy bien para entrar en calor porque está lloviendo un poco estos días y no me quiero resfriar. De momento mi estómago bien y me entre aun poco de carraspera y moqueo a veces pero de salud por el momento todo bien. Procuro ir alimentándome bien aunque con el desajuste y las cosas que me faltan para acomodarme es complicado. Me cené las castañas con galletas y pastelitos (no tengo cuchillo así que no puedo pelar la fruta) y cuando me estaba terminando un paquete de castañas, curioseando el envoltorio veo que caducaron e julio. Uno piensa, esta gente me quiere matar, pero sé que si se lo digo se sentirían terriblemente mal. Para los chinos es un shock encontrarse con un occidental y quieren que todo les salga perfecto, concretamente a los de la facultad, los demás te miran con curiosidad y alucinan pero van a su rollo y no te facilitan la comunicación en chino. De hecho hasta el momento los chinos de la universidad estaban todos mucho más nerviosos que yo, que ya es decir, cuando nos presentaban. Cuando aquí conseguimos comunicarnos nos ponemos muy contentos de ver que pese a la diferencia y el recelo natural en realidad somos iguales. Y como en todas partes hay gente muy agradable y gente más pasota.

Hoy me he despertado a las 5 y media después de dormir siete horas. A las 6 y media he salido al súper para hacer unas compras y he visto un Kentucky Fried Chicken abierto (se ve que KFC se ha introducido muy bien en China). Pero el súper estaba cerrado. Así que he vuelto y es cuando me he comido el bol de soja. Llovía un poco y luego ha apretado más, y la temperatura ha bajado, así que entre la soja a palo seco y la llueva me metí en la cama otra vez pensando que me podría poner malo y he dormido como 6 horas más, hasta las 15, que me he levantado ya por no cambiar demasiado el horario. Ayer me llamó una mujer de Barcelona, que con su marido son profesores en la misma universidad. Me dijeron que me llamarían a mediodía para dejarme descansar y hacer algo hoy así que esperaba su llamada pero no me han dicho nada. Así que he comido algo y he empezado a preparar la clase del martes. Todavía sospecho que me den más trabajo mediante "actividades", tipo proyecciones de cine, música, etcétera. Tenía que salir a comprar así que he llamado a este matrimonio catalán y hemos quedado para las 7 y media a la salida de mi campus. Así que al final no he comprado nada, sólo he recogido las fotos de ayer y he pedido el agua. Me darán de cenar y he visto en la caja de los pastelitos un cuchillo de plástico que por lo menos para las manzanas y los melocotones me servirá. Y les pediré un cuchillo, aunque seguramente me echarán una mano con muchas más cosas.

Respecto a cómo me siento, que es lo que me preguntáis en general con quienes he hablado, es muy difícil responder. Al llegar, hasta ayer por la tarde, ni me acordé de los problemas del cuello. Era como si no los tuviera. Eso me preocupa y también estoy tenso porque quiero empezar las clases con buen pie. Así que voy por momentos. En un momento todo es maravilloso, las cosas salen adelante, y me da por reír y bromear con los chinos. En otro momento todo sale del revés y me veo cogiendo el avión de vuelta. La idea es ir día a día y no más allá, momento por momento, y relajarme. Unas veces me sale mejor que otras. Pero en general puedo decir que estoy contento por salir adelante y porque la aventura tiene un gran valor, es tan gratificante como difícil; al final las cosas se solucionan y salen adelante y no hay motivo real para estar demasiado preocupado. Así que así van un poco las cosas, he escrito a toda prisa y ahora me voy a vesitr que me tengo que ir. Un abrazo a todos, os quiero,

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